viernes, 19 de febrero de 2010

Adrey Tarkovski: Stalker



¿Cuál entonces es el tema principal en Stalker? - se pregunta Andrey Tarkovski en su libro "Esculpir el tiempo"- A lo que responde:
"En términos muy generales es el tema de la dignidad humana; aquello que significa la dignidad, y de cómo un hombre sufre cuando carece de respeto por sí mismo.
Hay que recordar que cuando los personajes de la película inician un viaje a la Zona, tienen como destino un cierto cuarto donde, según se nos dice, se concederá a cada quién su más profundo deseo, y que mientras el Escritor y el Científico van, guiados por Stalker, en su azaroso camino a través de la extraña llanura de la Zona, su guía les cuenta una historia verdadera, o una leyenda, acerca de la existencia de otro Stalker, apodado Dikoóbraz, el cual había acudido al lugar secreto para pedir que su hermano, al cual habían matado por causa suya, sea resucitado. Cuando Dikoóbraz regresó a casa descubrió, sin embargo, que se había vuelto inmensamente rico: la Zona, pues, le había concedido el que en realidad era su más profundo deseo, y no aquel que él quería creer que lo era realmente. Y Dikoóbraz había terminado por ahorcarse.
Cuando finalmente llegan a su destino, han pasado por muchas cosas: han pensado acerca de sí mismos, se han evaluado a sí mismos, y no tienen el valor de cruzar la puerta del cuarto, por llegar al cual han arriesgado sus vidas. Se han hecho conscientes de que al nivel más profundo, y más trágico, de la conciencia, eran imperfectos. Habían tenido el valor de verse a sí mismos y habían quedado horrorizados; al final, sin embargo, no tienen el valor de creer en sí.
(...)
Fue quizá en Stalker que sentí por primera vez la necesidad de señalar con toda claridad y sin equívocos el supremo valor de la gracia al cual, por decirlo así, vive el hombre y hace que su alma no fallezca.
(...)
En Stalker pude hacer una especie de declaración total; esto es, que sólo el amor humano es, milagrosamente, una prueba en contra de la torpe afirmación de que no hay esperanza para el mundo: el amor es nuestra posesión común, e incontrovertiblemente positiva - aun cuando no sepamos bien a bien cómo amar." (Tarkovski, Andrey (2005) Esculpir el tiempo (pp 212-213), UNAM, México)